La Precuela de la situación financiera: La Gestión

17.08.2018

Puede resultar un poquito alarmante hablar de la próxima crisis económica que está por venir cuando aún estamos saliendo de aquella que empezó aproximadamente en el año 2008. Todos los datos macroeconómicos apuntan a que, efectivamente estamos saliendo de la crisis. Lo que no dicen esos datos macroeconómicos es cuando vamos a terminar de salir de ella.

Utilizando un símil que ayude a ponernos en situación sobre aquello que quiero analizar, toda exitosa superproducción cinematográfica suele tener una o varias secuelas para continuar con el éxito y por supuesto los beneficios que esta proporciona y rara vez se crea una precuela de éxito que explique el porqué de la situación que llevo a los protagonistas y sus circunstancias al momento cero, al comienzo de la historia. La situación financiera que vivimos actualmente, me atrevería a decir que a nivel mundial, y que nos está llevando a repetir, esto es una opinión, esos movimientos cíclicos que sitúan las economías unas veces arriba y otras abajo, me lleva a reflexionar sobre que paso antes de la última crisis, y que deberían hacer las empresas y más concretamente las personas que las componen, para estar preparados ante la próxima secuela o movimiento cíclico que, nos guste o no, llegara. No sabemos ni cuándo ni que dimensiones tendrá, aunque intuyamos que la próxima crisis no tendrá las magnitudes de la última, o sí.

No quiero entrar al detalle técnico de aquellos acontecimientos que produjeron la última crisis económica mundial, hipotecas-basura, hedge-funds, fondos de inversión de alto riesgo, burbuja inmobiliaria, etc... ya que se ha hablado tanto de ello que no aportaría nada nuevo. Si quiero centrarme en hacer un modesto análisis de aquello que llevo a las personas, todo se reduce a personas, y sus distintos niveles de conocimiento financiero a actuar de la forma que lo hicieron y confiar en productos que proporcionaban beneficios rápidos y sin esfuerzo, hasta que dejaron de hacerlo, ejemplos como Pescanova, Gowex, Nueva Rumasa, Forum Filatélico o Afinsa, todas citadas en distintos medios de comunicación por las consecuencias de sus actos.

Comenzamos con la precuela: ¿Qué llevo a las personas y empresas, bancos incluidos, a hacer lo que hicieron sin rigor ni control alguno? Cualquier persona física no deja de ser una microempresa que junto a otras personas conforman sistemas cuyo objetivo, o al menos debería ser así, debe ser común. Un matrimonio, una familia, una asociación o una empresa del tamaño que sea, cuando hablamos de economía, configuran un sistema cuyo objetivo es poder generar recursos que les dé la posibilidad de hacer frente a sus necesidades y cumplir con sus objetivos. Y aquí entra esa palabra tan importante y necesaria como el regar una planta si queremos que no muera que se llama gestión. Y que es la gestión. Gestión es analizar cómo puedo generar ingresos y cuáles son mis ingresos deseados. Gestión es saber cuáles son mis costes variables derivados de conseguir ingresos y cuáles son mis gastos fijos. Gestión es tener un plan de ahorro y otro de inversiones. Gestión es realizar un presupuesto en función de todo lo mencionado anterior y hacer un seguimiento "exhaustivo" de las desviaciones, positivas o negativas que me llevan a cumplir o no con mi objetivo. Y gestión es rectificar a tiempo aquello que no marcha bien por muy pequeña que se a la desviación. La rapidez lo es todo y no sirve de nada saber que llevo a la ruina cuando ya no se puede hacer nada. Y no solo estamos hablando de una empresa, también hablamos de una familia o una persona que vive sola y que debe planificar hasta el último detalle financiero de su día a día si no quiere, nunca mejor dicho, vivir al día, si puede.

En mis inicios en el departamento de Control de Gestión un antiguo jefe me explico que la mejor manera de conocer el funcionamiento de una empresa era realizando un presupuesto de la misma. Hacer una foto futura de una empresa con sus inversiones, generadores de ingresos, gastos y fuentes de financiación entre otros análisis, siendo realista y prudente, te da tal conocimiento de la empresa que difícilmente te vas a descolgar en cualquier reunión o tema que se trate de la misma. Lo maravilloso de esto último es que sirve tanto para una empresa, sea del tamaño que sea, como para una economía doméstica. Saber cuándo estas comprando en el supermercado, cuál es tu límite de gasto real, no aquello que te imaginas, es una información que te hace tan poderoso que incluso afectara en tus emociones y por consiguiente a tu felicidad.

En este punto aparece un concepto de gestión que no siempre está presente en los presupuestos que se realizan, ya sean domésticos u empresariales: ¿Cuánto quieres ganar? Cuando se presupuesta la partida de ingresos en una empresa, dentro de la estrategia de marketing, hay que tener en cuenta, entre otros análisis, a quien estamos dirigiendo nuestra venta, que precios existen en el mercado, el poder adquisitivo de nuestros posibles clientes y la capacidad de endeudamiento. Hay que mezclar datos económicos como sociológicos. Pero, y después de la palabra "pero" siempre llega algo muy importante que complementa y en la mayoría de los casos anula todo lo anterior, hay que ser realistas y saber cuánto quieres ganar. El 100%, sin tener más datos, es más bajo que el 20%, pero el 20% de 100 es igual que el 100% de 20. Hacer presupuestos de ingresos irreales solo lleva a frustración del objetivo no cumplido. Siempre recordare una comparativa entre dos empresas del sector de la alimentación que me realizaba el director comercial de marca distribución. ¿Quién gana más la empresa que tiene unos beneficios de 4.000 millones de pesetas y lo tienen que repartir entre 14 o la que factura 800 millones de pesetas y lo tienen que repartir entre dos, el marido y la mujer? Ahora como casi todas las empresas en busca de financiación saltan al parquet en busca de inversores este último comentario está casi en desuso.

¿Y por qué nos obsesionamos en aumentar los ingresos de las empresas sin mirar los gastos de la misma? Esta pregunta es aplicable 100% a la economía doméstica de cada uno de nosotros. Que buscamos, ¿aumentar los ingresos o aumentar los beneficios? Una pregunta que parece obvia pero que hoy hay sectores todavía no lo tienen claro y si hablamos de la economía de nuestras casas...

El pasado nos dejó personas jóvenes dejando los estudios para trabajar en la construcción, bancos convertidos en inmobiliarias, empresarios o consejeros maquillando las cuentas de empresas que en muchos casos no son suyas, las economías domésticas endeudándose por encima de sus posibilidades sin un plan de contingencia: ahorrar para cuando los tiempos no sean tan buenos, y otros casos que no hicieron más que llevarnos a situaciones jamás vividas anteriormente, todo relacionado con la búsqueda del beneficio fácil y sin esfuerzo. Ganar dinero no debe ser el objetivo de cualquier trabajo o empresa, debe ser la consecuencia.

Concluyendo con este articulo y con aquello que ocurrió antes de la crisis, precuela, y que deberíamos de evitar para no llevarnos sorpresas futuras, secuela, decir que, es cierto que si trabajas en algo que te gusta no necesitas un gran esfuerzo y eres más feliz a la hora de conseguir los objetivos marcados y que esto repercutirá en los beneficios económicos. Si te ayudas de una buena gestión de tus recursos aún será más fácil conseguir los objetivos que te lleven a despreocuparte del dinero. Hace poco he escuchado la frase de que para ser buen profesional hay que ser buena persona y nunca hay que olvidar el refrán que dice que la avaricia rompe el saco, el tuyo y el de aquellos que te rodean.

Francisco Ramos

Coach Consultor

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